miércoles, 11 de julio de 2012

Un chico estupendo


Un chico estupendo

 
Marina levanta la vista y se encuentra con unos preciosos ojos verdes que la miran fijamente. Ella los reconoce al instante. Se ha pasado horas mirando esos ojos en fotos pero ahora son mucho más preciosos. Esos son los ojos de Harry Styles, su cantante favorito de One Direction.

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- Ten cuidado - le dice.
No le salen las palabras. Los nervios se han tragado su voz.
Harry la ayuda a recoger la bandeja que le ha caído al suelo y se la vuelva a dar.
- Gracias - dice Marina.
- No hay por que darlas. Por cierto te invito a los dos batidos que tenias.
- No es necesario.
- No me molestia, tranquila.
- Gracias - vuelve a repetir Marina.
Harry se acera a ella y le da un beso en la mejilla. Entonces le quita la bandeja de las manos a Marina y se va hacia la barra.
Marina se ha quedado paralizada. Seguro que esto no ha pasado. Se lo ha imaginado ella, pero parecía tan real...
Sigue a Harry hasta la barra justo cuando él esta pidiendo.
- Dos batidos, por favor - le dice a la camarera. Luego se gira hacia Marina y la mira a los ojos - ¿Quieres sentarte conmigo?
- Sí... No, lo siento, estoy con mi amiga.
- Pues que venga ella también.
- Un momento, se lo voy a decir.
Doy media vuelta hacia la mesa donde está Sara. Por lo que veo ha estado hablando por teléfono. Ahora termina de hablar y me mira. Al ver que tengo las manos vacías frunce el ceño.
- ¿Y los batidos?
- Es una larga historia, luego te la cuento. Una pregunta ¿quieres tomar un batido con Harry Styles?
- Mira, ya te he dicho que no me gusta comer con extraños... ¿que? ¿con Harry Styles?
- ¿Donde esta? - Empieza a mirar en todas direcciones hasta que lo encuentra en la barra. Las está mirando y al ver que Sara se ha quedado con la boca abierta suelta una risita.
- Bueno, tu espera aquí. Ahora vengo con él y los batidos.
- Vale - dice con voz soñadora mientas se sienta en la silla.
Yo vuelvo a la barra con Harry que sigue riendo.
- Creo que su respuesta ha sido un sí. Pero la pobre no ha podido decir nada a causa de la sorpresa.
Nos reímos juntos y luego llega el camarero con los batidos. Mientras Harry los pone en la bandeja y coge servilletas el camarero se inclina hacia mi.
- ¿Que te parece si después del trabajo vamos a tomar algo? - me dice.
Yo lo miro sorprendida y estoy a punto de decirle que no cuando Harry dice con voz cortante:
- Tenemos que irnos.

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